viernes, 4 de marzo de 2011

La Sagrada Familia permanece unida

 

El presidente del jurado de arquitectura contemporánea el último Premio Ciudad de Barcelona, concedido, por mayoría (y no por unanimidad) a la nave de la Sagrada Familia (pero no al edificio, al interior y no al exterior o al conjunto), respondió ayer, en un largo artículo en el periódico El País (Sección Quaderns, p. 4), a un manifiesto en contra de tal decisión.

A fin de defender que la opinión según lacual loscríticos tienen que adaptarse a los nuevos tiempos, argumenta que "Mihail Gorbachov, cuando impulsó las reformas que condujeron a derribar el muro de protección antifacista (sic: ¿?) de Berlín, partió de una idea simple: ajustar las cosas a la realidad y reconocer la verdad de los hechos."

No sé si, en el caso de la Sagrada Familia (perdón, de la nave), ha existido la presión de multitudes hambrientas de religión que pedían que la nave subiera a los altares, pero, sin duda Gorbachov tenía razón: ¡derribar!, ¡derribar!; echar el edificio abajo.

¡Ah!, si solo se hubieran seguido esos sabios consejos, tan alabados por el presidente del jurado....

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