martes, 5 de abril de 2011

El mejor libro de arquitectura del año (.........aunque trate de la obra de Enric Miralles)




David Bestué es un artista que trabaja principalmente con fotografías y videos. Suele trabajar con Marc Vives. Pero también solo.
Sus obras en solitario suelen tratar temas arquitectónicos.
Pero también actúa de teórico. Ha escrito un voluminoso ensayo sobre la obra de Enric Miralles, ilustrado con numerosas fotografías del estado actual de las obras. David Bestué no es arquitecto. Se trata del mejor ensayo de arquitectura en muchos años.

Enric Miralles a izquierda y derecha (también sin gafas) -un título que alude al de la tesis doctoral del arquitecto-(edición bilingüe, Tenov, Barcelona, 2011)  recorre toda la obra, incluso la que no se ha construido o concluido, de Enric Miralles. David Bestué ha visitado, recorrido, explorado toda y cada una de las obras.

El libro refleja lo que las obras son ahora: edificios ocupados, vividos, a veces modificados, casi siempre degradados. Pero edificios vivos, vitales.
Los textos de David Bestué reflejan sus impresiones y descubrimientos: se fija en detalles, a veces obviados o imperceptibles. La descripción de cada edificio es precisa. David Bestué actúa casi como un etnógrafo, o un detective. Anota cuanto descubre.Se centra en las opiniones de los que habitan o trabajan en las obras; opiniones positivas y negativas; opiniones que reflejan como los usuarios se han adaptado al edificio -a menudo poco funcional o no concebido para la función que cumple-, y lo han adaptado a las necesidades de los usuarios. El edificio cambia a veces no solo de función, sino de forma, como si se disfrazara, y decidiera ser otra edificio; posibilidad que el edificio favorece y permite, como si quisiera tener otra vida. "Como si": una expresión que David Bestué utiliza a menudo. Se diría que los edificios son imágenes poéticas proyectadas por el arquitecto, e imágenes en tránsito elaboradas por los usuarios, imágenes que brotan del encuentro entre la visión del arquitecto y las esperanzas y decepciones del habitante. Los edificios no son estáticos -una paradoja, hablando del arte más estable y perenne que quepa imaginar: reflejan el cúmulo de imágenes, a veces contradictorias que Enric Miralles manejaba, imágenes a veces incompletas o inconclusas, imágenes dispuestas para ser manipuladas y transformadas por los usuarios. Imágenes en mutación. Fragmentos de vida, siempre a punto de mutar, o de caer. Edificios que viven y, por tanto, decaen. Los edificios son organismos vivos. En ocasiones parecen no gustarse y se diría que escapan de sí mismos, buscando o apelando a las transformaciones que quienes los ocupan, o los sufren, practican.

No hay comentarios:

Publicar un comentario