domingo, 5 de junio de 2011

Marine Hugonnier (1969): Art for Modern Architecture (Homage to Ellsworth Kelly) (2007)














El artista norteamericano Ellsworth Kelly (1923) produce o producía cuadros-objeto rigurosamente monocromos, pintados de manera que se diría mecánica, utilizando colores puros. Las nítidas y complejas formas geométricas de los lienzos, y la ausencia de cualquier pincelada, neutraluizan todo esfuerzo interpretativo. Las imágenes remiten a sí mismas. No representan nada. Son como ventanas de una fachada, ventanas ciegas que no abren a otro mundo: imágenes planas, mudas. De hecho, están pensadas y ejecutadas para ser integradas en los amplios muros blancos y desnudos de la arquitectura moderna y contemporánea.

El Museo de Arte Moderno de Nueva York presenta una muestra titulada I Am Still Alive: Politics and Everyday Life in Contemporary Drawing hasta el 19 de septiembre de 2011, que muestra cómo los artistas reaccionan ante determinados acontecimientos que suscitan emociones violentas o complejas.

Entre las obras expuestas destaca la serie completa de collages de la artista francesa Marine Hugonnier. Consta de portadas de periódicos en los que las fotografías, que corroboran lo que los textos anuncian, han sido reemplazadas por reproducciones de cuadros de Ellsworth Kelly, que son imágenes "puras", sin transfondo, que no se refieren a nada. Los colores vibrantes contrastan con el tono sombrío de las noticias, como dos mundos que no hubieran tenido que encontrarse hubieran colisionado. ¿Cuál debe ser tenido en cuenta? Lo que el texto dice queda neutralizado por la imagen.

Desde que el arquitecto austríaco Adolf Loos proyectara en los años veinte un rascacielos en forma de columna (dórica) para la sede  del Chicago Tribune -en el que destacaban las columnas de noticias-, absurdamente plantada en medio de la ciudad (como un tótem gratuito), periódicos y arquitectura se han puesto en contacto. Las fachadas son como las portadas, las ventanas, las ilustraciones, y los valores que el edificio vehicula equiparables al contenido ideológico de un diario. La voluntad de eternidad de la arquitectura se iguala con la temporalidad de un diario de noticias, y queda ridiculizada por ésta. Pero ambos conforman, dibujan, crean y recrean el mundo. Vivimos entre fachadas y muros, y entre noticias y anuncios. De hecho, los titulares se exhiben de inmediato en las pantallas que recubren -o que son- las fachadas de algunos rascacielos.

Un diario, con noticias que marcan la historia, ilustrado con imágenes que no quieren marcar nada. Un periodico que se convierte en una fachada, cuyas ventanas no se abren, no remiten a nada que pudiera hallarse detrás o en otro lugar; periócicos que como las fachadas contemporánea ya no dicen nada; son solo planos, planos cortantes que no pueden ser transpasados. No se puede cruzar el umbral del cristal, pese a que las fachadas son todas de vidrio, o de espejo, en el que nada se mira.

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