viernes, 22 de noviembre de 2013

Arqueología y política: la destrucción y la manipulación del pasado (Congreso del ASOR, Baltimore, 2013)




El congreso anual de la ASOR (American School of Oriental Research) está teniendo lugar en Baltimore (EEUU).
C. Brien Rose, de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, impartió la conferencia inaugural: "Cultural Heritage: Protection in Zones of Armed Conflict: Lessons Learned and Future Strategies".
El texto se basaba en dos tipos de ejemplos: países o zonas en guerra en los que se destruye el patrimonio (Iraq, Afganistan, Siria hoy), y áreas en las que se manipula el pasado como en países o regiones europeos marcados por el renovado ascenso de los nacionalismos que fabulan su historia y se dotan de mitos y motivos y figuras legendarios. En estos casos, el pasado no es destruido físicamente -no se suelen bombardear monumentos o testimonios del pasado, ni se les suele hacer explotar, sino que se les desplaza, esconde, y reemplaza por nuevos signos-. Es decir se manipula la memoria; ésta es alterada o borrada y cambiada por nuevas figuras que responden no a la realidad, la realidad tal como ha sido interpretada y asumida hasta el presente, sino a los deseos, sueños o ansias de nuevos dirigentes que forjan un nuevo pasado ciñéndolo a sus esquemas o visiones que responden a intereses partidistas, a un nuevo reparto del poder.
En algunos casos, ambos tipos de manipulación histórica están en juego. Así, en Iraq, yacimientos arqueológicos son saqueados -y, en este caso, la educación y la implicación de la población en la salvaguarda del pasado es necesaria  quizá suficiente-, y testimonios del pasado son alterados. La discusión sobre qué hacer con las estatuas y los palacios de Sadam Husein, algunos construidos en el centro de yacimientos arqueológicos, como Babilonia, es plenamente válida. ¿Son testimonios el pasado, hablan del pasado y, por tanto, si el pasado o la memoria debe ser preservado -los humanos, ¿no somos animales conscientes de quienes somos y capaces de recordar cómo fuimos?-, tienen que ser destruidos o conservados? La actitud ante símbolos de violencia -¿no lo son caso todos o casi todos- tiene que conllevar su erradicación, física y de los recuerdos? Una pirámide, o un zigurat, como la "Torre de Babel", ¿no "habla" o evoca conflictos, la violencia ejercida sobre semejantes considerados inferiores?
Quizá fuera pertinente preservar dichos restos (que evocan un pasado que se quisiera olvidar, pero que aconteció, determinando inevitablemente el presente), advirtiendo de lo que significan, y de la manipulación o el uso partidista a la que han estado sometidos. La máxima información, lo más objetiva o plural posible, puede permitir valorar qué ocurrió en el pasado, y quizá sirva de lección.
El conferencia se refirió a tres ejemplos recientes más: la utilización actual de la figura de Alejandro en Macedonia, con la erección de una estatua descomunal del monarca en la plaza central de la capital, Skope, de modo que la evocación de un pasado supuestamente glorioso haga olvidar a la población las miserias del presente y la manipulación de la opinión pública, de sentimientos y necesidades; la conflictiva "reconstrucción" de la imaginaria casa de Abraham (una figura que no existió) en Ur, por parte de Sadam Husein, en 1999, con vistas a una visita papel (que no tuvo lugar), cuya finalidad, por parte del dictador iraquí, consistía en establecer una relación entre Iraq y el Papa, y lograr que éste se prosternara en Iraq, de modo que el previsible ataque norteamericano (que tuvo lugar finalmente en 2003) fuera difícilmente asumible por la opinión pública occidental;  y el desmontaje y almacenamiento de símbolos franquistas (estatuas, placas, etc.) en España, como si la dictadura y la colaboración de una parte de los dirigentes políticos, económicos y sociales no se hubiera producido nunca. De nuevo, el conferenciante abogada por la preservación de estos testimonios molestos o vergonzantes, quizá en museos, acompañados de cuantos más datos y explicaciones, claros, mejor, a fin que se pudiera evaluar el pasado y los símbolos creados y utilizados partidísticamente.
Finalmente, el conferenciante no olvidó comentar el tema candente de la devolución de piezas a países que se presentar como los legítimos herederos de dichas piezas. ¿Se tienen que devolver obras clásicas a Grecia o Roma? Estos países, ¿tienen que ver con las ciudades-estado griegas, la Roma republicana o imperial? ¿Son los herederos o los depositarios de las obras antiguas? ¿Les pertenecen, o pertenecen a todos?

Temas y preguntas de difícil respuesta, pero de candente actualidad en Europa, África y el Próximo Oriente. En particular, el yacimiento arqueológico del Born, en Barcelona, es un ejemplo certero de los problemas con los que uno se enfrenta a la hora de juzgar, construir y reconstruir el pasado de modo que legitime determinadas decisiones políticas, es decir, económicas. De aquí a años, la ideología, el uso y el abuso del pasado, por ejemplo en este caso, serán sin duda estudiados como un caso paradigmático de utilización partidista de un pasado recreado y modelado según qué necesidades y deseos.

El congreso empieza con buen pie

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