jueves, 12 de junio de 2014

Siria e Iraq

El noveno congreso del ICAANE, que tiene lugar en Basilea, dedicado a la arqueología en el Próximo Oriente antiguo, ha virado hacia la actualidad. 
La situación en Siria ha ocupado los debates de los primeros días, en los que participan tanto funcionarios sirios cuanto miembros del gobierno en el exilio ubicado en la ciudad fronteriza de Gaziantep en Turquía. Se comentaba que el gobierno sirio está recuperando el control del país incluso en el este. La solución, pero la afirmación es in demostrable, habría consistido en liberar a todos los prisioneros políticos, muchos de grupos islámicos extremistas,  quienes se habrían enfrentado pronto a los rebeldes democráticos, provocando una guerra civil entre la oposición, aprovechada por el gobierno que recoge así lentamente lo que queda tras estos violentos enfrentamientos internos. Por otra parte, los daños al patrimonio son muy graves si bien la respetada por la oposición incluso Dirección General de Antigüedades y Patrimonio del gobierno sirio ha logrado en ocasiones salvar o proteger monumentos y yacimientos, destruidos cuando caen bajo el ISIL, con la ayuda de colectivos locales.
Se preve ya el final de la guerra civil y ya se organiza la ayuda internacional para la reconstrucción del país. Se calcula que en cinco años el país debería estar parcialmente rehecho, aunque durante veinte años una generación entera quedara destrozada por la guerra. El zoco de Alepo podría ser rehabilitado, y la mezquita reconstruida. 
Ciudades como Deir es Zor, en el Éufrates,que vuelven a estar en manos gubernamentales, si bien sufren violentos ataques del ISIL, están destrozadas.
Lo que al parecer mantiene el país ha sido y es el control que la adminidtracion ha logrado mantener pagando a los funcionarios. La adminidtracion Siria no se  ha desmoronado. Incluso, ahora, jueces, al parecer imparciales, deciden sobre el trabajo de funcionarios en tiempos de la guerra que recuperan así sus puestos y trabajos, restableciendo la adminidtracion allí donde había quebrado.
Incluso ciudades tan devastadas como Idlib y Homs han logrado salvar en parte su patrimonio museístico.
Se teme que durante años se imponga un nacionalismo laico -de origen fascista, según el cual Siria no necesitaría ayuda externa-,,o un islamismo extremo, contribuyendo a la pérdida de una generación, mental y físicamente destrozada por la guerra civil.

Desde ayer Iraq ocupa las conversaciones. El ISIL trata de crear un gran estado islámico con partes de Iraq, Siria y Turquía. Cuenta con el apoyo de algunos países del golfo y de Arabia Saudí. La frontera entre Siria e Iraq es porosa. Hay conflictos en la frontera entre Turquía y Siria donde se han producido ataques y asesinatos. 
Ya no se puede salir y entrar de una ciudad tan segura como Erbil -donde estábamos hace quince días- en el Kurdistán iraquí: Mosul está a treinta quilómetros. Se cierran algunas misiones arqueológicas extranjeras.
En Bagdad reina el pánico. Los habitantes hscen acopio de víveres.
Las políticas de los presidentes Bush, padre e hijo, pese a una actitud más prudente y atenta a la realidad de Iraq del presidente Clinton, han contribuido a la desintegración del país  y a la creación de la imagen de un concepto o la imagen de un enemigo: Occidente. Las consecuencias de la ocupación colonial, por el contrario, estarían parcialmente olvidadas por las generaciones más jóvenes. No así las devastadoras políticas norteamericanas republicanas. Eso, al menos, es lo que se narra en Basilea.

La arqueología, que se ocupa de recuperar la memoria de los pueblos, restaurando y estudiando restos y relatos del pasado, sabe de destrucciones, y que junto con las pérdidas humanas y las generaciones perdidas, la destrucción del pasado convierte a los hombres en seres sin arraigo, desubicados, desorientados, perdidos para siempre .

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