viernes, 26 de junio de 2015

HENRY BISHOP (1786-1855): HOME! SWEET HOME (¡HOGAR!, DULCE HOGAR, 1823) O EL RITO DE LA COLOCACIÓN DE LA PRIMERA PIEDRA (LA PIEDRA DE ÁNGULO O ANGULAR)




Esta canción, con letra de John Howard Payne (1791-1852), se suele ((o se solía) cantar durante la ceremonia de inauguración de edificios relevantes (públicos, institucionales, tales como palacios de congresos, librerías públicas, etc.) en los Estados Unidos. También se interpreta o se interpreta la obra de Beethoven de la entrada posterior en este blog.
Esta ceremonia clausuraba la obra. El arquitecto entregaba las llaves envueltas en un paño o un papel, que debía ser descubierto.
La obra se inicia o se iniciaba con la ceremonia de colocación de la primera piedra. Este rito se desarrolla de manera distinta al que aún hoy se practica en países católicos. La piedra fundacional, en culturas protestantes es la piedra de ángulo -siguiendo el predicado de Jesucristo que presentaba a pedro como la piedra de ángulo mientras Él se reservaba el papel de la piedra de clave con la que se coronaba la construcción de la iglesia o comunidad-. De las cuatro piedras de ángulo, la que recibe mayor atención es la que se sitúa en el ángulo noreste: simboliza el paso de la oscuridad (el norte) al despertar matutino de la luz, Esta piedra, en cuyo centro una profunda perforación cilíndrica acoge, como en España, un cilindro en el que se encierran los planos del proyecto, periódicos del día y monedas -cuyas caras representan la cara del presidente bajo cuyo mandato o advocación se practica el rito-, y los textos, sagrados y profanos, que se han leído durante el ritual (lo que no ocurre en España), se acompaña de una Biblia, enterrada dentro del o junto al cilindro (esta práctica tampoco acontece en países católicos) y de otros libros tal como un ejemplar de la Constitución. La piedra es bendecida con vino, leche y jugo de maíz -que aluden a la alegría, la prosperidad y la larga vida del edificio-. Antes, al igual que en España, la apertura de la primera zanja,  en la que se deposita la piedra de ángulo, realizada con útiles especiales, de un solo uso, se acompaña de libaciones interpretadas como un bautismo.
La diferencia con el rito fundacional católico viene dada por la activa presencia de los franc-masones en los Estados Unidos. Durante la procesión que precede la apertura de la primera zanja, distintos símbolos franc-masones son exhibidos, y es el Gran Maestro de la logia de la ciudad quien toca la piedra de ángulo, antes de su colocación en los cimientos, con el compás, la escuadra y la plomada, lo que asegura la buena formación, la rectitud de la piedra que "sostiene" (simbólicamente) el edificio, y le da tres golpes a fin de animarla. De este modo, el rito fundacional recuerda el del templo de Jerusalén, lo que asegura la bendición de la obra que, sagrada o profana, sea un templo o una biblioteca, canta la grandeza de la divinidad y de su acción creadora que se refleja en la creación o recreación humana.

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