jueves, 17 de diciembre de 2015

ANTONIO JIMÉNEZ TORREDILLA (1962-2015): MURALLA NAZARÍ (GRANADA, 2011)

































Fotos: Tocho, diciembre de 2015

La muralla nazarí de Granada data del siglo XIV. Delimitaba todo el ámbito de la ciudad, tanto el núcleo urbano, como la ciudadela y el palacio (la Alhambra), y tierras de cultivo y bosques circundantes. Aún hoy, constituye una área periférica y degradada, cercana a barracas, basureros y tierras yermas. Un terremoto derribó un paño de la muralla, que perdió su carácter defensivo y organizador del espacio, en el siglo XIX.
A principios del siglo XXI, el arquitecto Jiménez Torrecilla recibió el encargo de restaurar la muralla de tapia y ladrillos de adobe. Construyó un muro que, de lejos, se asemeja a un muro de obra, salvo por el color gris que da la impresión de un cerramiento metálico desafortunado. La imagen, la impresión se trasmuta de cerca. Las piezas, sin embargo son lastras de granito, con la forma y la proporción de un ladrillo macizo. Descansan unidas tan solo por una capa invisible de adobe. De tanto en tanto, faltan piezas, como si el tiempo hubiera afectado la obra, hubiera anidado en ella. Estos huecos dejan pasar la luz en el corredor central. Aunque la muralla tenga el grosor de la fábrica original, está formada por dos delgados paramentos que delimitan un vacío central. Se abnda no por un camino de ronda sino por el interior del muro. Éste está alineado pero desplazado con respeto a los tramos originales conservados. No los toco, sino que forma una barra aislada, que cierra visualmente el paso, pero no lo impide -a petición del escaso vecindario.
Esta intervención que cierra el espacio y abre la imaginación es, posiblemente la mejor obra de arquitectura española del siglo XXI.
Su singularidad desató polémica, mientras las casas pareadas bochornosas que cercan la muralla y las barriadas de ínfima calidad que asedian el casco antiguo y desdibujan el entorno de la Alhambra no han provocado ninguna queja. El ayuntamiento decidió derribar la obra, orden que no se ha llevado a cabo. Desde entonces, permanece sucia y cubierta de grafitis, mientras los chalets costumbristas e invasores lucen como el primer e infausto día.
El arquitecto falleció este año, a los cincuenta y dos años. No sé si la extenuante y mezquina batalla legal tuvo que ver con la enfermedad.



2 comentarios:

  1. No conocía a ese arquitecto, pero después del post, las imágenes, el vídeo y haber investigado un poco sobre su trabajo, parece que lo conociera de toda la vida...
    Qué lástima y que triste su pérdida. Oyéndole hablar y viendo una foto con su hija, se entiende toda su obra.

    Un saludo.

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    1. Yo tampoco lo conocía.
      Leí la necrológica en mayo pero no le presté demasiada atención porque era la primera vez que leía su nombre.
      Fue Mónica Gili quien me insistió en ir a ver esta obra tan adecuada para la muestra sobre cerámica y arquitectura en la que introduce una variación curiosa.
      Tuvo tanta razón.
      La fundación Guerrero, también en Granada, es otro de sus callados aciertos

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