jueves, 29 de diciembre de 2016

Nefertiti

Quienes hayan contemplado el célebre busto egipcio de Nefertiti expuesto permanentemente en Berlín antes del siglo XXI probablemente hayan disfrutado de una copia.

El terrorismo de la banda Fracción del  Ejército Rojo en los años setenta llevó a los responsables de los museos de Berlín a encargar una copia para sustituir al original hasta entonces expuesto. Tenían un atentado.

¿Original?

Los nazis quisieron favorecer a los egipcios en contra de los israelitas que se instalaban en Palestina en los años treinta y estaban dispuestos a devolver el busto de Nefertiti salido ilegalmente o con medios poco claros de Egipto (una posesión otomana antes de los años veinte, con cuyo poder Alemania mantenía buenas relaciones). En el último  momento, Hitler se opuso a la devolución y ordenó la ejecución de una copia, tan perfecta que era indistinguible del original. Esta copia no se llegó a enviar a Egipto, sino que, iniciada la guerra, se expuso en Berlín en sustitución del original que se almacenó para preservarlo.
Cuando, ya en 1943, los bombarderos aliados afectaban la capital alemana , el busto y la copia fueran llevados, junto con otras obras, en tren a refugios subterráneos seguros desperdigados por Alemania.
Al acabar la guerra, fue imposible distinguir el original de la copia hasta pasado el año 2000, cuando se descubrió que durante cincuenta años se expuso probablemente la copia.

Esta situación involuntaria es voluntaria en otros casos. Así, el Museo Británico expone sin precisarlo una copia de la Piedra de Roseta.

Resumen de una larga y fructífera conversación con un conservador alemán, el doctor Pedde, a quien agradezco la historia de Nefertiti.

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