jueves, 20 de julio de 2017

Picasso y el primitivismo


Amuleto iraquí, siglo XX














 Picasso. figuras de alambre



 Picasso: máscara

Picasso: calavera, papel rasgado









Picasso: retrato


 Arte precolombino de América Central


Picasso: dibujo erótico



Fotos: Tocho, Julio de 2017

La simple mención de una exposición en la que se confrontan obras modernas y "primitivas", a fin de poner de relieve sus parecidos formales, suscita recelos o críticas feroces. Los estudiosos recuerdan aun una gran exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) que, en 1980, realizó esta aproximación. Fue denostada porque comparaba objetos incomparables, pertenecientes a tradiciones culturales muy distintas y parecía sugerir que las obras "primitivas" -africanas, precolombinas y oceánicas, sobre todo-, casi todas de uso mágico o en los que la magia -y no solo el utilitarismo y la seducción de los sentidos jugaban un papel que dieran razón de la existencia de esas obras-, tenía un papel importante a la hora de acotar la función de las piezas, eran dignas de entrar en un museo y ser apreciadas estéticamente (forzando así su sentido, y otorgándoles una función para la que no habían sido ejecutadas) porque se asemejaban a obras de arte occidentales modernas las cuales actuaban como guía de las piezas primitivas para que accedieran al sacrosanto cerco del arte occidental.
Picasso primitivo (que no : y el primitivismo), en el Museo del Quai Branly. Jacques Chirac, de Paris (hasta este fin de semana), que despliega una selección imponente de obras "primitivas" y de Picasso, no todas conocidas, pero todas espléndidas, parte sin embargo de un postulado distinto, que refleja el modo cómo hoy se juzga la creación humana.
Aun cuando la muestra juega con los parecidos formales -a veces forzadamente-, tras haber demostrado con documentos exhaustivamente comentados que artistas modernos como Picasso o Matisse compraban, vendían y coleccionaban, amén de que apreciaban, artes "primitivas", y eran conscientes de la influencia que estas obras ejercieron sobre su manera de ver y sobre todo de representar el mundo, justifica la selección y la ordenación de las piezas a partir de un criterio temático: todas las obras expuestas, modernas o "primitivas, son el reflejo de una manera parecida de percibir el mundo.
Desde luego, el trasfondo cultural y político está obviado en gran parte: la exposición apenas trata del tema del colonialismo que llevó al expolio de obras hacia museos y colecciones europeos, y nada dice de las culturas a las que pertenecen las obras, salvo las modernas occidentales, entroncadas a menudo en el surrealismo.
El historiador alemán de principios del siglo XX, Aby Warburg, parece conducir el argumento de la exposición: todas las obras de arte reflejan un limitado número de maneras de juzgar la vida: sentimientos, creencias -miedos, esperanzas- ante el mundo y la vida, son compartidos por todos los seres humanos y son expresados de un modo parecido, que salta por encima de las convenciones propias a cada cultura.
Así, culturas muy distintas han concedido igual importancia al cuerpo, al sexo, a la energía vital que se canaliza no solo a través de los cuerpos, a la muerte, a la perdida, etc., y han reflejado, de manera parecida, sus impresiones, sus deseos o temores ante esos fenómenos, esas pulsiones vitales, esas emociones. La exposición, por tanto, no sugiere que Picasso se inspirara en obras "primitivas" ni que éstas puedan ser apreciadas como obras de arte gracias a su parecido con la obra de Picasso, sino que ambas pueden ser comparadas porque responden a motivaciones o visiones parecidas.
Este postulado, sin embargo, obvia que los contenidos o razones que atribuimos a las obras, "primitivas" en este caso, están basadas en concepciones modernas occidentales, sobre todo freudianas, inspiradas, por otra parte, por la visión que Freud tenía del arte "primitivo" que coleccionaba. y no atiende a los motivos que los artistas, artesanos o magos de dichas culturas "antiguas o primitivas" tuvieron para dar forma -y esa forma, que satisfacía una o unas determinadas funciones- a las obras que se exponen.
La exposición sigue reflejando una visión moderna y occidental de creaciones de otras culturas cuyas razones, seguramente, nos escapan en gran parte. Asumiendo esa limitación, la exposición muestra una selección de obras única

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